En 1992, Juan Luis Guerra lanzaba el hit de ese momento. Cantaba que “el costo de la vida sube otra vez; y el peso que baja, ya ni se ve (…). Y la gasolina sube otra vez (…) Y ahora el desempleo (…) La recesión pa’ arriba…”.
“En un escenario de inflación al alza, como el que estamos viviendo hoy, esto se traduce en mayores costos para la vida cotidiana”, confirma Manuel Ugalde, analista senior de mercados de XTB Latam.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en agosto el Índice de Precios al Consumidor (IPC) anotó un aumento mensual mayor al esperado: 0,4%, acumulando 3,2% en lo que va del año y 4,8% a doce meses.
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Sebastián Díaz, analista macroeconómico de Pacífico Research, sostuvo que si no contabilizáramos la “extraordinaria” caída en el precio de las bebidas gaseosas (7,1%) -que lo más probable es que revierta en los próximos meses- el incremento habría sido aún mayor.
“El comportamiento de las diversas medidas de inflación subyacente, en especial la de servicios y la de productos no transables, dan cuenta de la presión que está ejerciendo el incremento del consumo en un contexto en que aún prevalecen algunas restricciones a la oferta”, explicó. El costo de la vida
La Unidad de Fomento (UF) va de la mano con el IPC: sus ajustes dependen directamente de este último. Esto quiere decir que su valor en pesos se recalcula cada mes en función del último dato de inflación (IPC).
Hoy la UF está en $29.996,70, pero a partir de mañana jueves 9 de septiembre traspasará los $30.000.
Algunos de estos costos son los créditos hipotecarios, créditos de consumo y colegiaturas.
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“El problema se produce en que los ingresos pueden o no estar indexados a la UF, o ajustarse con un rezago importante (6 meses o 1 año) lo que genera una pérdida de riqueza para los trabajadores”, dijo el experto.
La Unidad de Fomento tardó 8 años en pasar de $20 a $30 mil, un alza que podría seguir incrementándose.
Según analistas financieros, el paquete de ayudas económicas entregadas por el Gobierno (IFE, Bono Clase Media, apoyo a Pymes, entre otros); y la liquidez existente por el retiro de los 10% de los ahorros previsionales, incidió en el alza de los precios.